En 1992, este país incorporó sus primeros paneles solares a la red eléctrica. Tres décadas más tarde, aún conserva una capacidad de generación impresionante

Hace más de tres décadas, en el año 1992, la energía solar era percibida a nivel global como una tecnología prometedora con connotaciones futuristas. En este contexto, Francia puso en funcionamiento la planta Phébus 1, la cual se destaca por ser pionera en su integración a la red eléctrica del país.

Actualmente, transcurridas más de treinta años, los paneles solares continúan en funcionamiento con un nivel de eficiencia prácticamente inalterado, lo cual evidencia la viabilidad de la energía solar desde sus inicios.

En Lyon, se llevó a cabo la conexión de una instalación por parte de la asociación sin fines de lucro Hespul, especializada en energías renovables. Esta instalación consistió en la integración a la red eléctrica francesa de un pequeño grupo de módulos fotovoltaicos con una capacidad de 1 kW. Después de transcurrir más de tres décadas, en el año 2023 se procedió a desconectar la planta solar de dimensiones reducidas, que abarcaba una superficie de 10 metros cuadrados. Posteriormente, los paneles solares fueron sometidos a diversos análisis en laboratorio, arrojando resultados sorprendentes.

Según investigaciones realizadas, después de 31 años de funcionamiento, se ha observado que los paneles han conservado el 79.5% de su capacidad inicial. Este resultado ha superado las expectativas iniciales de fabricación, las cuales indicaban una eficiencia máxima del 80% después de 25 años.

Se aplicaron numerosos estándares para llevar a cabo su análisis. Los paneles fueron trasladados a una habitación con condiciones controladas de oscuridad y temperatura, donde se sometieron a una exposición a un destello de luz de 1,000 W/m² con el fin de determinar su potencia máxima instantánea.

Posteriormente, se procedió a comparar los valores obtenidos con las mediciones originales realizadas en la fábrica. Según los resultados obtenidos, se evidenció una disminución promedio de potencia del 20.5%. Desde 1992, se ha observado un desgaste anual del 0.66% y, en los últimos 11 años, se ha registrado una tasa de degradación anual del 1.11%.

Según los expertos, resulta destacable que dentro del mismo conjunto de módulos existieran dos categorías distintas. Por un lado, durante un periodo de 31 años, un tercio de ellos sufrió una degradación del 33.9%, mientras que el resto experimentó una degradación del 13%.

Se encontró que los resultados evidenciaban las variaciones en los materiales y procesos de fabricación de los paneles. Esto confirmó la existencia de disparidades en el rendimiento de los módulos debido a los aditivos empleados en los encapsulantes.

Este estudio no es el único que aborda este tema. Un ejemplo de esto es el análisis realizado por el Laboratorio Nacional de Energías Renovables de Estados Unidos, que examinó 1,700 plantas en el país y observó una degradación promedio anual del 0.75%. Por otro lado, un estudio llevado a cabo en Europa reveló que en 4,300 instalaciones residenciales la pérdida media anual oscilaba entre el 0.36% y el 0.67%.

Investigaciones de este tipo demuestran la sostenibilidad a largo plazo de la industria fotovoltaica como fuente de energía, al proporcionar análisis que fortalecen la confianza en dichas inversiones.

El Phébus 1 representa un caso simbólico al ser el primer grupo de paneles solares conectados a la red eléctrica de Francia.