Historia y Respuesta: Colón el navegante Italiano, supo de los aztecas
Miguel Ángel Aguilar/Kriptón.mx
Cristóbal Colon el gran navegante genovés y bajo las órdenes absolutas de los reyes de España para descubrir y seguir indagando nuevos territorios luego de la conmoción del 2 de octubre de 1492, tenían las ordenes de continuar con sus recorridos y es por ello que en abril de 1502 tuvo contacto con barcazas enormes mexicanas que hacían negocios en las zonas fluviales portentosas del golfo de Honduras, asintió con claridad que esos aztecas eran de una cultura fuera de lo común.
Lo mismo los Aztecas: le dieron informes a sus jefes en la ciudad de México Tenochtitlan que Ce Acalt, el gran Quetzalcóatl pronto llegaría hasta el ombligo de la luna, por ello el alucine constante de Moctezuma, cuyo nombre significa “el airado”.
Los estudios acerca de los pueblos mexicanos a lo largo de los siglos nos han vertido caudalosos documentos de alto contenido que deslumbra a propios y extraños.
Los navegantes italianos portugueses y españoles fueron los que irrumpieron en el mundo como los más famosos y audaces que se tenga memoria.
Luego vendrían los piratas ingleses y franceses con las ganas de trascender y hacerse de países enteros ante el gane que los españoles tenían ya en muchas tierras del globo terráqueo.
No olvidemos que los mayas también eran unos extraordinarios navegantes, tanto así que en 1511 cerca de Jamaica lograron rescatar de un naufragio a un numeroso grupo de españoles, entre ellos a Gerónimo de Aguilar, quien viviría como esclavo primero en familias caciquiles mayoides y luego seria rescatado por el propio Hernán Cortes para que sirviera de intérprete.
Cristóbal Colon seguiría por su ruta descubriendo Panamá y luego Venezuela, donde juraba, dada la belleza del lugar, que estaba en “el mismísimo cielo” y el paraíso tan soñado y vivenciado en los ideales cristianes del mundo de entonces.
Los Mechicas, ya desprendidos de la mala fama de haber sido “aztecas despreciados”, tenían una fuerte disciplina y curiosidad que los hacían ser los emperadores de mas de 20 millones de indígenas los cuales pagaban enormes tributos, inclusive muchos de sus mercaderes y comandos militares que traían esclavos, joyas y tributos, eran asaltados en el camino como venganza y advertencia.
Todos siempre hemos sabido que la ciudad de México Tenochtitlan fue una de las mas hermosas e inverosímiles de la humanidad de entonces, el país de la aurora y de los manantiales azules del agua, las ciudades flotantes con jardines llenos de frutas y vegetales para cada casa, avenidas donde miles de canoas y barcazas trasportaban usuarios de mercados y tiendas departamentales donde se vendía de todo: camas, sillas, mesas, roperos, estufas, zapatos, huaraches, ropa finísima, joyería inquietante por el oro, la plata, el jade, el ónix y la turquesa; casas de masaje, restaurants, vapores, barberías, mercados de frutas, verduras, granos, aves, carnes, nunca cantinas, pues sólo los venerables ancianos mayores de 70 años podían beber del mezcal, el pulque y las bebidas espirituosas del colonche, el aguamiel y el peyote con hongos.
Pues bien, los Españoles vieron así mismo otras grandes y populosas ciudades como Tlaxcala, Cholula, Champotón, Tulum, muchas de ellas inclusive mas grandes que la propia Sevilla o los puertos Italianos o flamencos.
Cristóbal Colon pasó a la historia como un navegante inocente, iluso y sin arreglo con la bondad, el decoro y la firmeza.
Un día le platiqué al historiador Enrique Márquez Jaramillo q de cómo Colon, ante un episodio en pugna con indígenas alevosos de las Antillas , que -sabiendo iba a ver un eclipse- ante todos haría desaparecer al mismo sol como prueba de que ellos eran los enviados de dios, tal hecho sucedió a los pocos minutos y los caciques indígenas cayeron redonditos dándoles joyas, esclavos, enseres y mujeres bellas, espantados por que se había oscurecido casi totalmente.
Así son los detalles de un mundo como el nuestro y como el suyo.