OpenAI está a punto de convertirse en la startup más valiosa de la historia
Al parecer, OpenAI está a punto de alcanzar una valoración aproximada de 500,000 millones de dólares, una cifra que la convertiría en la empresa privada más valiosa del mundo, por encima de SpaceX, la empresa matriz de TikTok , Bytedance, e incluso de gigantes públicas como Palantir. Es una cifra asombrosa para una empresa con una “tasa de combustión astronómica”. ¿Cómo es posible?
Como informa Axios, en realidad hay dos acuerdos en juego: una ronda liderada por SoftBank que valora la compañía en 300,000 millones de dólares, que no se cerrará hasta finales de año, y una venta secundaria de acciones de empleados con una valoración mucho más alta, de 500,000 millones de dólares. La mayoría de las acciones más baratas ya han sido compradas, lo que deja a los inversores luchando por las más caras.
Un inversionista de OpenAI, que habló bajo condición de anonimato, citando un acuerdo de confidencialidad, lo comparó con los albores de internet. “Estamos en uno de los mayores cambios tecnológicos [de la historia]”, me comenta el inversor. “Los resultados siguen siendo mayores de lo que la gente cree”.
El inversionista argumenta que las matemáticas para invertir en la valoración de 500,000 millones de dólares son sencillas: hipotéticamente, si ChatGPT alcanza los 2,000 millones de usuarios y monetiza a 5 dólares por usuario al mes, “la mitad que cosas como Google o Facebook”, eso supone 120,000 millones de dólares en ingresos anuales.
“Solamente con eso se podría mantener una empresa de un billón y medio de dólares, lo que es una rentabilidad bastante buena, solo pensando en ChatGPT”, expresa el inversor. “No incluye todo el resto de cosas en las que están trabajando, todo el material empresarial, todo el material agéntico, todo el trabajo que están haciendo en hardware“.
Billones de dólares
La cifra de 5 dólares es, hay que reconocerlo, un cálculo aproximado. En la actualidad, ChatGPT tiene 700 millones de usuarios activos semanales, y menos del 10% de ellos pagan por él (OpenAI no ha querido hacer comentarios sobre esta cifra). Las previsiones de los inversores son ambiciosas y parecen descartar la amenaza de que grandes empresas como Google o Meta se coman el almuerzo de OpenAI. “La pregunta del medio billón de dólares ahora es hasta qué punto OpenAI será capaz de retener a los clientes que ha adquirido y, al mismo tiempo, reducir sus costos hasta un punto en el que pueda, de hecho, monetizar a [hipotéticamente] 5 dólares por usuario al mes”, según Arun Sundararajan, profesor de la Stern School of Business de la Universidad de Nueva York.
La apuesta es que OpenAI sea la próxima Facebook o Google. Para los inversores que compran a 500,000 millones de dólares, “están esperando una salida a bolsa por encima del billón en dos o tres años, de lo contrario la tasa de rentabilidad no justifica la inversión”, señala Glenn Okun, que también es profesor de negocios en la NYU. Eso significaría saltar a las 10 empresas públicas más valiosas del mundo casi de la noche a la mañana”. El inversor cuenta que tienen un horizonte temporal más largo que ese, pero “por supuesto que una oferta pública de venta es el camino más sensato dada la escala de la empresa”. Aunque el inversor admite que, sí, la empresa tendría que estar valorada en más de un billón de dólares para que la inversión mereciera la pena.
Cosas más raras le han pasado a OpenAI
En los primeros siete meses de 2025, la empresa duplicó sus ingresos anuales previstos hasta los 12,000 millones de dólares, lo que sugiere que OpenAI está ingresando unos 1,000 millones de dólares al mes. La adopción por parte de las empresas también se ha disparado, alcanzando los 5 millones de usuarios empresariales de pago este mes. Por no hablar de lo que los posibles ingresos publicitarios podrían suponer para su cuenta de resultados. Para el inversor, estos son signos de una empresa con el impulso necesario para ganar: “A la gente no le gustan las cosas sin precedentes, porque a la mayoría de la gente le gusta seguir patrones”, dice el inversor. “Todo lo que ha hecho esta empresa no tiene precedentes, desde el ritmo de crecimiento de sus ingresos hasta la tecnología de IA”.
Es un bonito sueño. Pero los gastos de OpenAI se están disparando a la par que sus ingresos. Según los informes, este año prevé un gasto en efectivo de 8,000 millones de dólares, y Altman dijo en una cena reciente en San Francisco que gran parte de los costos de infraestructura de OpenAI se destinan a la inferencia, en lugar de al entrenamiento, y espera que la startup gaste billones de dólares en centros de datos en un “futuro no muy lejano”. Eso significa que en el futuro fantástico en el que ChatGPT pueda tener miles de millones de usuarios, costaría billones de dólares darles servicio.
Es extraordinariamente caro ampliar una tecnología que consume tanta energía. Aunque los chips sean cada vez más rápidos y baratos, los costos totales aumentan a medida que la empresa trabaja para entrenar modelos cada vez más grandes y servirlos a una creciente base de usuarios que envían miles de millones de consultas, me dice Sundararajan.
Sin embargo, el inversionista no se muestra preocupado por la rentabilidad y afirma que OpenAI puede repartir esos enormes costos entre toda su base de usuarios. “No es barato, y no es para los débiles de corazón en términos de inversión”, añade.
Okun se muestra más escéptico. “Estamos ante una gran inversión de capital con valoraciones muy difíciles de alcanzar”, opina.
Una nueva burbuja
El titular de 500,000 millones de dólares también tiene sus advertencias. Los precios del mercado privado reflejan lo que un pequeño número de inversionistas está dispuesto a pagar por un reducido número de acciones. En otras palabras, el frenesí por alimentar la burbuja se tiene en cuenta en el precio de las acciones.
“Con toda probabilidad, se trata de una aproximación”, afirma Okun sobre la valoración. Añade que la cifra refleja tanto el valor de la empresa como cualquier añadido que pueda hacerla más atractiva para los inversores. “Realmente no podemos separar con precisión esas dos corrientes de valor para aislar el valor de la empresa.
En estos momentos, los inversores parecen tener un apetito casi insaciable por las startups de IA. Según datos recientes de PitchBook, el 65% de todo el capital de riesgo recaudado este año ha ido a parar a empresas de IA. Este año hemos asistido a la mayor inversión de la historia en una ronda en Thinking Machines Lab, la startup de IA fundada por Mira Murati, antigua directora de tecnología de OpenAI. El acuerdo de Meta con Scale AI fue el segundo mayor de la historia, con más de 14,000 millones de dólares, añade el informe.
¿Es una burbuja? Altman lo admitió en la cena. Pero al estilo clásico de Altman, recordó a los asistentes que en realidad es algo bueno: “Cuando se producen burbujas, la gente inteligente se sobreexcita por un núcleo de verdad”, destacó. “Si nos fijamos en la mayoría de las burbujas de la historia [como] la burbuja tecnológica, había algo real. La tecnología era muy importante, internet era algo muy importante”.
Las valoraciones de las startups siempre han reflejado lo bien que el CEO puede vender una visión. En OpenAI, Altman se esfuerza al máximo y parece que está dando sus frutos. Mientras tanto, los inversores apuestan por que ChatGPT se convierta en algo tan indispensable como Google, que miles de millones de personas paguen por utilizarlo y que los competidores se desvanezcan en la irrelevancia. Que eso ocurra o no, casi no importa. Por ahora, la historia vale medio billón por sí sola.
“No hay duda de que hay riesgo”, me confiesa el inversionista. “La historia no está escrita del todo”.