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EN MI OPINIÓN: Donde el Águila paró

EN MI OPINIÓN: Donde el Águila paró


Por Ramón Ortiz Aguirre/Kriptón.mx

Protestatio servat ius protestantis
(La protesta preserva los derechos de quien protesta)

No nací en San Miguelito, pero allí viví y fue mi barrio adoptivo. En sus calles conocí a mi ahora esposa y por muchos años fui el jefe de la manada de lobatos del grupo V de los Scouts de México que sesionábamos en el atrio del templo barrial. Muchos de mis amigos eran vecinos de ahí y con ellos emprendí distintas actividades para mejorar el jardín y las calles. La estudiantina San Luis Rey, dirigida por Ildefonso “la Piraña” Rodríguez Palmares, vecino de la calle Pascual M. Hernández, me acompañó en serenatas e inclusive en mi boda. En mis paseos vespertinos, con frecuencia platiqué con el Lic. Fidel Briano, uno de sus vecinos más célebres, y también con Adrián René Contreras, el famoso “Garraspatín”, quien salió de la calle Ontañón al estrellato en la televisión local. Entre muchas otras cosas, mis hijos fueron bautizados en la parroquia del barrio y durante nuestros primeros años como familia vivimos en los límites de San Miguelito y San Sebastián.

En días pasados supe de un proyecto para remodelar nuestro barrio y me puse a indagar en qué consistía esa intención. Como en internet no encontré nada, fui a hablar con los vecinos y nadie me supo dar razón. Luego supe que, de pronto y sin decir agua va, el señor Ricardo Gallardo, llegó con un trascabo que, emulando a un Tiranosaurio Rex de Jurassic Park, lanzó un mordisco con sus grandes mandíbulas sobre el adoquín sin haber consultado a los vecinos. Ese día, el gobernador de este verde estado fue a San Miguelito con su corte real y varios camiones con súbditos soledenses que bajaron agitando sus cartulinas, echando porras y agitando sus banderas verdes. Pretendían pasar por habitantes del barrio, aunque algunos perdidos no sepan dónde está la calle de Fernando Rosas ni la de Vallejo. Eso es lo de menos, claro está; lo importante son las porras y echar relajo.

He de aclarar que no me opongo a la modernización de la ciudad. Sin embargo, sugiero que, si van a levantar el adoquín, pues de una buena vez cambien las redes de drenaje y de agua potable, para que ya no existan fugas. También que arreglen las banquetas, las fachadas de muchas casas en estado lamentable y el jardín. Ya entrados en gastos, les pido que manden a hacer una nueva estatua de Colón y la coloquen en el atrio, como existió una hace ya muchos años. Una vez que se haga todo eso, ahora sí que compacten bien el terreno y vuelvan a colocar el adoquín bien nivelado, que no echen concreto estampado, eso no es para el barrio, pues entre otras cosas, no ayuda a la infiltración de las aguas pluviales.

¡Qué bueno sería que de verdad se preocuparán por la remodelación! Sería genial que se consulte a los habitantes, que se convoque igualmente a los que ya no vivimos en la zona, pero que allí fuimos vecinos. Señor gobernador, por favor, no hace falta llevar a sus huestes de soledenses, no los necesitamos. Es más, le aseguro que, si todavía viviera el padre Marcelo, ya les hubiera mentado la madre y parado en seco, pues él no se andaba con medias tintas en eso del amor y trabajo por su barrio, el barrio de San Miguelito sobre el que Jorge Negrete cantó, cómo olvidarlo, que es el lugar donde al águila paró y su estampa dibujo en el lienzo tricolor.

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ramon.ortiz@kripton.mx

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