CARTAPACIO: CELULAS DURMIENTES
Por Raúl Ruiz/Kriptón.mx
Mientras ustedes se angustian con los tortazos de lodo que se lanzan los dos aspirantes a la gubernatura de Chihuahua, Marco Bonilla y Cruz Pérez Cuéllar, en otras latitudes del planeta, se tiran fregadazos más rudos que eso.
Los Iraníes francamente encabronados por el mal trato recibido, decidieron vaciar un poco sus arsenales y les tundieron a los israelitas y a los gringos en Qatar.
Esto le pone la salsa picosa al asunto.
Mientras tanto…
Ya todo desquiciado, el Trump, cocorea a los rusos mostrándoles un par de submarinos nucleares cerca de las costas rusas.
Esta acción fue ordenada por Donald Trump como respuesta a declaraciones provocadoras del exmandatario ruso Dmitri Medvédev.
Putin reaccionó con firmeza, advirtiendo que “en una guerra nuclear no hay vencedores” y llamó a la cautela frente a la retórica nuclear.
Aunque negó que haya una escalada directa entre ambas potencias, la presencia de los submarinos fue percibida como una medida de presión en medio de tensiones por la guerra en Ucrania.
¿Quieren saber que tipo de submarinos son?
Tengo todos los datos.
Los submarinos nucleares que Estados Unidos desplegó cerca de Rusia son de clase Ohio, específicamente del tipo SSBN (Submarine Ship Ballistic Nuclear).
Estos son los principales portadores de armas nucleares de la Armada estadounidense.
Características clave de los submarinos clase Ohio:
• Capacidad ofensiva: Cada uno puede transportar hasta 20 misiles balísticos Trident II D5, capaces de llevar entre 4 y 8 ojivas nucleares por misil.
• Potencia destructiva: Las ojivas tienen un rendimiento explosivo de entre 100 y 475 kilotones, lo que las hace hasta 30 veces más potentes que la bomba de Hiroshima.
• Pueden operar completamente sumergidos durante largos periodos, lo que los hace prácticamente invisibles al radar.
• Tripulación: Aproximadamente 159 personas operan cada submarino.
• Velocidad: Alcanzan hasta 37 km/h bajo.
Pero, regresemos al encabronamiento iraní.
Con los belfos llenos de espuma por el coraje, los iraníes además de misiles, lanzan una amenaza que hace que se les caigan los calzones a los gringos.
Aseguran que muy pronto, activarán un chingo de células durmientes que tienen incrustadas a lo largo y ancho de los Estados Unidos, y que nomás es cosa de organizarlos para causarles un daño devastador.
¿Qué son las células durmientes?
Las células durmientes son grupos clandestinos de agentes —como espías o terroristas— que permanecen inactivos durante largos periodos en un país extranjero, llevando vidas aparentemente normales.
Su propósito es esperar instrucciones para ejecutar misiones específicas, muchas veces relacionadas con sabotaje, espionaje o ataques estratégicos.
Algunas características clave:
• Infiltración silenciosa: Se integran en la sociedad, con trabajos comunes y sin levantar sospechas.
• Activación estratégica: Solo actúan cuando reciben órdenes, lo que puede ocurrir años después de su llegada.
• Ejemplos ficticios: La serie The Americans retrata a espías de la KGB que viven como una familia estadounidense típica.
Este concepto ha cobrado relevancia en contextos geopolíticos recientes, como la vigilancia de presuntas células durmientes iraníes en EE.UU. tras tensiones con Irán.
Células durmientes como narrativas de poder.
Estas figuras operan bajo el manto de invisibilidad, donde el poder se expresa no por presencia sino por potencial.
Su existencia construye un imaginario colectivo de amenaza latente.
Rumorología: La sola idea de que “pueden estar entre nosotros” convierte a las células durmientes en catalizadores del rumor, más que del hecho concreto.
El miedo como estrategia.
La narrativa que las rodea no necesita pruebas, solo insinuaciones.
Así se alimenta el control social y la paranoia institucional.
Liminalidad en estado puro.
Las células durmientes habitan zonas grises.
• No están plenamente activas ni completamente inactivas.
• Su identidad es disonante: entre la normalidad cotidiana y la funcionalidad operativa.
Esto las convierte en un ejemplo perfecto de sujetos liminales, o sea, apenas perceptibles, aquellos que transitan entre estados, retan categorías fijas y abren grietas en el discurso hegemónico.
Conciencias adormecidas que aguardan su activación ética.
Arquetipo de la resistencia silenciosa en entornos dominados por discursos unívocos.
Ay wey, ¡Qué meyo!
Sigan ustedes en su despiste local, yo voy por mis palomitas.