HomeESTADOCARTAPACION: El tio Hernando

CARTAPACION: El tio Hernando

CARTAPACION: El tio Hernando

Por Raúl Ruiz/Kriptón.mx

Hernando fue el mayor de los hermanos.

Hombre inteligente, pero al mismo tiempo, ingenuo.

Obligado por la situación económica, optó por enrolarse en un programa de trabajo en los Estados Unidos.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos enfrentaba una grave escasez de mano de obra debido al llamado a filas de muchos de sus trabajadores.

En respuesta, en 1942, el gobierno estadounidense y el mexicano firmaron un acuerdo que permitía la contratación de trabajadores mexicanos para trabajos agrícolas en los campos de California y Texas.

Los trabajos de los braceros consistían principalmente en labores agrícolas, aunque también podían incluir otras actividades relacionadas con la cosecha y el campo.

El programa Bracero, que existió entre 1942 y 1964, permitió que trabajadores mexicanos fueran contratados para laborar en Estados Unidos debido a la escasez de mano de obra durante la Segunda Guerra Mundial.

Los braceros trabajaban en la cosecha de cultivos como algodón, hortalizas, frutas, y en la construcción de infraestructura, como vías férreas.

El trabajo era muy duro, las condiciones eran difíciles, y a menudo sufrían explotación de sus patrones.

Desde entonces, hasta la fecha, el trabajo de nuestros compatriotas ha sido reconocido como de primera calidad aún en las condiciones más adversas de temperatura y sueldos bajos.

No me quiero desviar de la historia del tío Hernando.

Prosigo.

Cuando se fue, dejó a sus tres hijos al cuidado de Lidia, su esposa; Nandillo, de 9; Elenita, de 6; y El Toto, de 3.

El tío Hernando, enviaba religiosamente sus dólares, por quincena.

Siempre con una amorosa carta, en la que remarcaba, que el dinero no solamente era para su manutención, sino que había de ahorrar para construir su casa en un terreno que tenían por allá por los pedregales de Santa Úrsula, en CDMX.

No hago el cuento largo, luego de 20 años de chinga, el tío Hernando regresa a casa y se encuentra con un siniestro panorama familiar.

Nandillo es taxista y tiene un puesto de abarrotes en el mercado de la colonia Portales.

Elenita, se volvió puta, pero decía que trabajaba en un salón de belleza, donde arreglaba las uñas, y decía que con las propinas, podía costear sus pequeños lujos de mujer.

Y el Toto, era un estudiante mediocre de contabilidad.

De la casa… nada.

Hernando descubre que Lidia se gastó el dinero con Sancho, y nunca fincó ni un cuartito.

Así como el tío Hernando, cientos de braceros (si no es que miles), se consumieron en historias similares.

Cincuenta años más tarde, con la amenaza de Donald Trump, de hacer una deportación masiva, la historia se repite.

Los Repatriados, llegarán a remover circunstancias desagradables a su retorno.

Pero, podrán sobreponerse. De eso estamos seguros.

Por otro lado, tarde que temprano, Donaldo Trompetas, presionado por su propia gente, tendrá que abrir las puertas a esa fuerza de trabajo que es imprescindible para que ese país, marche.

Compartir con
Valora esta nota

raul.ruiz@kripton.mx

Sin comentarios

Sorry, the comment form is closed at this time.