HomeESTADOCARTAPACIO: EL FUERO SE VA (Y LOS MIEDOS SE QUEDAN)

CARTAPACIO: EL FUERO SE VA (Y LOS MIEDOS SE QUEDAN)

CARTAPACIO: EL FUERO SE VA (Y LOS MIEDOS SE QUEDAN)

 

Por Raúl Ruiz/Kriptón.mx

La mañana del 1 de octubre de 2025, mientras el sol apenas se desperezaba sobre la República, Claudia Sheinbaum anunció lo impensable: que el fuero se va. Así, sin anestesia. Como quien dice “ya no hay pastel en la fiesta” y deja a los comelones con la servilleta puesta y la boca seca.

La presidenta, sin fuero propio desde 2018, decidió que si ella puede andar por la vida sin blindaje constitucional, los demás también pueden.

Y ahí empezó el temblor. No en la tierra, sino en las piernas de ciertos legisladores.

Porque si el fuero se va, ¿qué será de Adán Augusto López, ese apóstol del pragmatismo tabasqueño que aprendió a caminar sobre el lodo sin ensuciarse los zapatos?

¿Qué será de Alito Moreno, el eterno presidente del PRI, que ha sobrevivido más escándalos que temporadas de “La Rosa de Guadalupe”?

¿Y Ricardo Monreal, el equilibrista de Zacatecas, que ha hecho del Senado un circo de tres pistas donde él siempre cae parado?

La iniciativa de Sheinbaum no es sólo jurídica. Es quirúrgica. Es una lobotomía institucional que busca extirpar el tumor del privilegio procesal.

Y claro, los que han vivido del fuero como quien vive del oxígeno, están ahora en terapia intensiva emocional.

Porque sin fuero, el Congreso se convierte en un parque temático de la rendición de cuentas. Y eso, para algunos, es más aterrador que un citatorio del Ministerio Público.

El Fuero: Ese Amigo Imaginario

Desde 1824, el fuero ha sido el amigo imaginario de los legisladores. Ese que les susurra: “No te preocupes, puedes decir lo que quieras, hacer lo que quieras, y si te cachan, primero tienen que pedir permiso para juzgarte”.

Un escudo medieval en pleno siglo XXI. Un privilegio colonial que sobrevivió a la Independencia, la Reforma, la Revolución y hasta al reguetón.

Pero ahora, Sheinbaum lo quiere fuera.

Lo quiere en el basurero de la historia, junto con el maximato, el tapado y las conferencias de prensa de Vicente Fox.

Y lo hace con una lógica aplastante: si la presidenta no tiene fuero, ¿por qué los diputados sí? ¿Acaso legislar es más peligroso que gobernar? ¿O será que legislar implica más tentaciones?

El Congreso: Zoológico sin Jaulas.

La eliminación del fuero convierte al Congreso en un zoológico sin jaulas.

Y eso pone nerviosos a los leones, los tigres y los mapaches. Porque sin fuero, cada sesión legislativa puede terminar en una audiencia judicial. Cada voto puede ser una prueba. Cada discurso, una confesión.

Ricardo Anaya, desde su exilio voluntario en el PowerPoint, ya prepara una nueva presentación: “Cómo sobrevivir sin fuero en cinco pasos”.

Lily Téllez, que ha hecho del Senado un set de televisión, teme que ahora sus monólogos puedan tener consecuencias legales.

Y Javier Corral, que alguna vez fue el paladín de la transparencia, ahora se pregunta si la transparencia incluye mostrar las cuentas bancarias. Y pagar las cuentas pendientes en Chihuahua.

El Miedo: Ese Nuevo Asesor Legislativo.

Con la iniciativa de Sheinbaum, el miedo se convierte en el nuevo asesor legislativo. Ya no basta con tener operadores políticos, asesores jurídicos y community managers.

Ahora se necesita un abogado penalista de cabecera. Porque cualquier desliz, cualquier contrato sospechoso, cualquier viaje a Dubái con cargo al erario, puede terminar en una carpeta de investigación.

Y eso, claro, ha generado reacciones. La panista Kenia López Rabadán, presidenta de la Cámara de Diputados, dijo que el fuero “no debe ser una licencia para violar la ley”. Lo cual es cierto. Pero también es cierto que muchos lo han usado como tal. Como quien usa una credencial falsa para entrar al antro de la impunidad.

La Cuarta Transformación: Cirugía sin Anestesia.

La eliminación del fuero es parte de la cirugía mayor que representa la Cuarta Transformación.

Una cirugía sin anestesia, sin bisturí, sin consentimiento informado.

Una cirugía que busca extirpar los privilegios, los blindajes, los pactos de impunidad. Y como toda cirugía, genera dolor. Pero también esperanza.

Porque si se aprueba, los legisladores tendrán que pensar dos veces antes de firmar, votar o declarar.

Tendrán que recordar que la ley ya no es un espejo deformante, sino un cristal transparente. Y eso, aunque incómodo, es saludable.

CJTOWN: Observatorio de la Caída.

Desde CJTOWN, observamos esta caída del fuero como quien observa el derrumbe de una estatua.

Cómo aquella que vimos caer con la efigie de Sadam Hussein, ¿La recuerdan?

Con mezcla de asombro, sarcasmo y jocosidad.

Porque el fuero no es sólo una figura jurídica. Es una actitud. Una forma de estar en el poder sin estar en la ley. Y ahora, esa actitud está en peligro de extinción.

Los personajes que todavía se pasean por el Congreso como semidioses, ahora caminarán como mortales.

Con miedo al citatorio, al expediente, al juez. Y eso, aunque tragicómico, es profundamente democrático.

Epílogo: El Fuero se Va, pero ¿Quién se queda?

El fuero se va. Pero los que lo usaron, lo abusaron y lo defendieron, se quedan.

Se quedan con sus memorias, sus archivos, sus cuentas pendientes. Se quedan en la historia como los últimos defensores de un privilegio que ya no tiene lugar en el México de Sheinbaum.

Para mí, la iniciativa de la presidenta, Sheinbaum representa un avance hacia la desmantelación de privilegios heredados, alineado con su visión de un México sin impunidad.

Su éxito dependerá de la negociación legislativa, pero ya genera un debate nacional sobre la verdadera igualdad ante la ley.

Y mientras tanto, en CJTOWN, seguimos escribiendo.

Porque si el fuero se va, la sátira se queda. Y eso, queridos lectores, es lo único que garantiza que la democracia no se convierta en una farsa.

Compartir con
Valora esta nota

raul.ruiz@kripton.mx

Sin comentarios

Sorry, the comment form is closed at this time.