La UASLP apuesta a un futuro más justo y más sano
La Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) puso en marcha este miércoles los trabajos de la Primera Conferencia Mundial en Seguridad Alimentaria y Cambio Climático, lo que reafirma su papel como actor protagónico en la transformación social. Ésta, surge ante la necesidad de abordar dos de los desafíos globales, por lo que a lo largo de tres días se contará con la participación de investigadoras e investigadores de casa, expertos internacionales, así como funcionarios estatales, federales, empresarios y representantes de las Embajadas de Dubai y Canadá en México.
El Centro Cultural Universitario Bicentenario (CC200) es la sede del evento, que fue inaugurado por el rector de la UASLP, doctor Alejandro Javier Zermeño Guerra quien afirmó que la institución “trabaja todos los días para formar profesionales con conciencia crítica, capaces de actuar en lo local pero con visión global. Profesionales responsables con su entorno, con la justicia social y con los grandes compromisos planetarios de la Agenda 2030”.
Asimismo, subrayó que se cuenta con herramientas poderosas para actuar: la educación, la ciencia, la cooperación y la voluntad política. Aseveró que en la UASLP se investiga con la mira puesta en mejorar la vida de las personas y cuidar el equilibrio del planeta. “Por eso, esta conferencia es también una afirmación de que nuestra responsabilidad es compartida, hay que creer que la educación es un motor de transformación construcción de un futuro más justo y más sano, un mundo más habitable para todos”, indicó Zermeño Guerra.
Por su parte, la directora de Agenda Ambiental de la UASLP, doctora María Isabel Lázaro Báez sentenció que sin agua, la seguridad alimentaria no es posible. En este sentido, apuntó que un reporte reciente del Banco Mundial muestra que el número de personas afectadas por inseguridad alimentaria aguda aumentó en 82 países, pasó de 135 millones en 2019 a 345 millones en junio de 2022; en parte por la guerra en Ucrania pero también derivado de las interrupciones de las cadenas de suministro y como consecuencia económica de la pandemia por COVID19, que subió los precios de los alimentos a máximos históricos.