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8 de Marzo, Memoria Violeta

8 de Marzo, Memoria Violeta

Por Mónica Macías Güel*/Kriptón.mx

El feminismo y la activa participación ciudadana, se han considerado pilares, para fundar las bases de las democracias modernas.

De esta forma, la concientización de la igualdad de género y el empoderamiento ciudadano se convierten en ejes rectores para la consolidación de las democracias modernas, paritarias, incluyentes y participativas.

La violencia política de género, generada por estereotipos que se reproducen en contra de las mujeres, todavía es un tema inacabado en la agenda pública. La cual se ha visto reproducida no solo en las arengas comunitarias; sino que, en los últimos tiempos con los adelantos tecnológicos y el uso de las tecnologías de la información, se ha reproducido en las plataformas digitales de comunicación y en las redes sociales “on-line”.

El “8 de Marzo” se conmemora el Día Internacional de la Mujer por el reconocimiento que hacen las Naciones Unidas a la lucha de las mujeres por la igualdad, los derechos y la participación de las mujeres en la sociedad.

La génesis de esta conmemoración se remonta a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, con el suceso del incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist en Nueva York en 1911, donde fallecieron 149 personas principalmente mujeres, a causa de las precarias condiciones laborales en las que trabajaban.

La memoria histórica nos obliga a recordar que la lucha de las mujeres por el reconocimiento de sus derechos ha cobrado muchas vidas, a visibilizar las luchas y a reflexionar sobre los desafíos que aún persisten en equidad y empoderamiento femenino.

Ahora bien, en materia política el activismo de las mujeres ha sido también a base de luchas sociales y políticas.

El activismo político de las mujeres, a lo largo de la historia circunscriben desde la lucha por el derecho al voto, la igualdad de derechos y la participación en la sociedad.

Además, el movimiento feminista ha sido relevante para el desarrollo democrático e incluso ha reestructurado el lenguaje político, bajo la consigna de: “Lo que no se nombra, no existe” para visibilizar la participación y representación de las mujeres en la política.

8 de marzo: Un llamado a la acción por la igualdad de género en la política.
Cada año, el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, la lucha por la igualdad de género cobra protagonismo. Este año, centrémonos en la cuestión crítica de la violencia política contra las mujeres.
Un problema persistente.
Las mujeres que ingresan a la arena política enfrentan una dura realidad: violencia e intimidación. Esta violencia puede ser física, verbal o psicológica y puede ocurrir en línea y fuera de línea. Silencia las voces de las mujeres y las disuade de participar en la configuración del futuro.

Soluciones legislativas y sociales.
La lucha contra esta violencia requiere un enfoque múltiple.
Legislación más estricta: muchos países están promulgando leyes que abordan específicamente la violencia política contra las mujeres. Estas leyes definen el delito, establecen mecanismos de denuncia y describen sanciones para los perpetradores.
Cooperación internacional: Tratados como la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW) establecen estándares internacionales para promover la participación política de las mujeres.
Defensa ciudadana: Las organizaciones de base y los activistas desempeñan un papel crucial en la sensibilización, el apoyo a las víctimas y la promoción de cambios legislativos.
Políticas públicas y empoderamiento.
Los gobiernos también pueden desempeñar un papel proactivo implementando políticas públicas que empoderen políticamente a las mujeres.
Financiamiento y capacitación: Programas que brindan a las mujeres los recursos y habilidades necesarios para postularse para cargos públicos y ser líderes efectivas.
Educación: Programas de educación cívica que promueven la igualdad de género y alientan a las mujeres a participar en el proceso político.
El 8 de marzo es un día para actuar.
El Día Internacional de la Mujer es un momento para celebrar los logros de las mujeres y renovar el compromiso de lograr la igualdad de género. Este año, centrémonos en garantizar que todas las mujeres, independientemente de su origen, puedan participar en la configuración de un futuro más justo y equitativo, libre de violencia e intimidación.
Evolución histórica.

Desde las sufragistas hasta el concepto de feminocracia en la literatura de ciencia política se abordan diversos aspectos relevantes de la participación de las mujeres en la esfera política, como:

1. La importancia de la participación política de la mujer en la construcción de sociedades más equitativas y democráticas.
2. El papel histórico de las mujeres en la política, desde la constitución de los estados nacionales hasta las luchas por la ciudadanía política y social en el siglo XX.
3. La necesidad de transformar las prácticas políticas masculinas a través del aporte purificador que las mujeres ofrecen en el espacio político.
4. La diversidad de procesos históricos en relación con la participación política de las mujeres en América Latina y el Caribe.

Así, las sufragistas lucharon por el derecho al voto en varios países utilizando diversas estrategias como: protestas, huelgas de hambre y creación de organizaciones para luchas por el derecho al voto; comenzó a finales del siglo XIX y continuó hasta principios del siglo XX, cuando las mujeres lograron obtener el derecho a votar en muchos países. En México, el derecho al voto se reconoció hasta 1953.

Posteriormente, la participación política de las mujeres pugno por la representación sustantiva como el concepto utilizado en ciencia política que va más allá de la presencia de mujeres en posiciones de poder.

Sino también, promoviendo que dicha presencia garantice la defensa efectiva de sus intereses y la inclusión de sus perspectivas en el proceso político.

Es decir, la representación sustantiva implica no solo la presencia simbólica de las mujeres en posiciones de poder, sino también en la defensa activa de sus intereses y su inclusión en el proceso político para alcanzar una representación más equitativa y significativa.

Como muestra un botón, la reciente reforma que elevó a rango constitucional las medidas 3 de 3 contra la violencia de género es un acto de justicia social, porque las múltiples violencias que las mujeres hemos resistido nos han incitado a desarrollar una agenda política, social y ciudadana contra la violencia de género.

Considerando que, la violencia contra las mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y persistentes en la actualidad. La Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, emitida por la Organización de las Naciones Unidas, define a la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer”.

Así mismo, la Convención contra la Tortura y otras formas Inhumanas de Trato Degradante o castigo, considera que las consecuencias de la violencia son una forma de tortura para las mujeres.

De esta forma, México se pone a la vanguardia en América Latina concientizando que los delitos de violencia política contra las mujeres en una contienda política, afectan en gran medida a las mujeres que ejercen su derecho en la participación política tanto en las instituciones de los organismos electorales como en los partidos políticos.

La tendencia política democrática con gafas violetas.
La evolución histórica en la participación política de las mujeres en los últimos tiempos ha abordado el análisis del concepto de la “feminocracia” como una forma de feminismo institucional que se arraiga en el escenario político para promover la igualdad de género y los derechos de las mujeres.

La feminocracia se puede analizar a través de varios lentes de ciencia política, que incluyen:
Feminismo liberal: esta perspectiva enfatiza los derechos individuales y la igualdad ante la ley, y sugiere que la feminocracia desmantelaría las estructuras patriarcales y garantizaría la igualdad de derechos y oportunidades para todos los géneros.
Feminismo radical: esta perspectiva aboga por una transformación más fundamental de la sociedad, desafiando los fundamentos mismos de las estructuras de poder patriarcales y abogando potencialmente por una reestructuración completa del gobierno y las normas sociales.
Feminismo marxista: esta perspectiva considera que la desigualdad de género está interconectada con otras formas de opresión, como la explotación económica y de clase. Sugiere que sería necesario lograr una verdadera igualdad de género abordando las desigualdades sistémicas dentro del contexto socioeconómico más amplio.
Enfoques metodológicos
Estudiar y analizar el concepto de feminocracia puede implicar varios enfoques metodológicos:
Análisis normativo: este enfoque examina los méritos teóricos y los posibles beneficios e inconvenientes de una hipotética feminocracia.
Análisis histórico: este enfoque explora ejemplos históricos de sociedades con estructuras de liderazgo matriarcales o centradas en las mujeres, examinando sus características y lecciones potenciales para comprender el concepto de feminocracia.
Análisis comparativo: este enfoque compara y contrasta los fundamentos teóricos de la feminocracia con las formas de gobierno existentes, destacando similitudes y diferencias.
Es importante reconocer que el concepto de feminocracia es complejo y controvertido, con diversas interpretaciones e implementaciones potenciales. Además, es fundamental recordar que se trata de un concepto hipotético y que sus aplicaciones en el mundo real plantearían importantes consideraciones prácticas y éticas.
Consideraciones adicionales
La participación política de las mujeres en México ha alcanzado avances significativos como ocupar cargos de elección popular siendo el proceso electoral del 2021 en donde se observó un incremento en el número de mujeres electas en diversos cargos del poder legislativo y del poder ejecutivo.

Así mismo, las mujeres han logrado el reconocimiento de sus derechos políticos y civiles, abriendo camino para visibilizar las desigualdades de género y promover políticas que fomenten la equidad en la sociedad.

La violencia como principal obstáculo de la participación política de las mujeres.

La violencia de género en la política, sigue siendo una agenda pendiente, la cual se ve reflejada tanto en la reproducción de estereotipos sexuales y en la reproducción de roles de género como los principales elementos de violencia el orden patriarcal entre los grupos sociales.

En México, dichas creencias y conductas se reflejan en las estructuras sociales y políticas, creando así un rezago en cuanto a la libertad de toma de decisiones de las mujeres, y con esto, un rezago también en cuanto al impacto del ejercicio de la ciudadanía de las mujeres, tanto en el ámbito político como comunitario.

Para ello, será preciso concientizar qué los estereotipos o roles de género afectan la procuración de bienestar y de derechos entre los individuos, afectando en consecuencia la democracia y el ejercicio de una ciudadanía plena.

Entonces, resulta relevante analizar ¿Por qué se siguen normalizando estas conductas en nuestra sociedad?, si son tan dañinas y van en contra del marco normativo de protección de derechos humanos con perspectiva de género, convenciones, tratados, constituciones, legislación especializada, incluso, tipificación de estas conductas como delito, en materia penal.

¿Acaso hace falta más reglamentación al respecto?, ¿es un problema de falta de reconocimiento de derechos?, ¿es un problema con causas socio-económicas? o ¿es un problema socio-cultural?
Lo cierto es que, los derechos de las mujeres se han reconocido significativamente, pues el análisis del marco normativo de la materia es muy basto desde el artículo 1º y 4º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la Ley de Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una vida libre de violencia, el Código Penal e Instrumentos Internacionales como: La Declaración y Plataforma de Acción Beijing, la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la mujer (CEDAW), Convenio sobre la Norma Mínima de Seguridad Social (OIT, 1952), Convenio sobre la protección de la maternidad (OIT, 1919), la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) y la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana (1791).
Los retos en la representación sustantiva.


Los diagnósticos empíricos nos siguen demostrando que no se ha logrado erradicar la violencia, la brecha y los prejuicios de género según el estudio del INEGI y del InMujeres del 2019, denominado “Mujeres y hombres en México 2019” la jefatura de los hogares sólo es mayor para los hombres en los llamado hogares nucleares, pero en los hogares ampliados, unipersonales y otros, la jefatura del hogar está a cargo de una mujer.

Demostrando también que las mujeres siguen siendo ocupadas en mayor medida en sectores de actividad económica acordes a los prejuicios de género, en el sector comercial y de servicios.


La brecha de género sigue latente en el ingreso salarial pues las mujeres ocupadas siguen obteniendo menos ingresos que los hombres ocupados.

Los prejuicios de género se siguen marcando de forma desfavorable hacia la mujer en el trabajo no remunerado del hogar, con una marcada diferencia de más del 10% en relación con los hombres y la cual ha ido en incremento año con año.

Estos resultados nos invitan a seguir desarrollando políticas públicas y trabajo comunitario encaminado a reducir la violencia económica, los prejuicios y la brecha de género que siguen enfrentando las mujeres, día con día, a pesar de ser cada vez más el género que prevalece en las jefaturas de familias.

Para ello, es necesario seguir impulsando la participación política de las mujeres de manera sustantiva, de manera que dicha participación logre empoderar a las mujeres en lo individual, en lo familiar y en lo colectivo; aligerando su carga, incrementando sus ingresos (retribuyendo lo justo tanto al trabajo no remunerado como al trabajo remunerado) y desarrollando sus capacidades productivas, con proyectos de cooperación comunitaria estratégica.

Si consideramos la relación entre el empoderamiento político de las mujeres y el producto interno bruto per cápita según los datos de Dahlum, Sirianne, Carl Henrik Knutsen, y Valeriya Mechkova en “Women’s political empowerment and economic growth”, World Development 156 (2022).

Fuente: Dahlum, Sirianne, Carl Henrik Knutsen, y Valeriya Mechkova en “Women’s political empowerment and economic growth”, World Development 156, f.2, p. 9. (2022).

Encontramos que cuando aumenta el empoderamiento económico de las mujeres se incrementa el PIB.

Por lo que confirma la hipótesis que la economía impacta en el empoderamiento político de las mujeres y que el empoderamiento de las mujeres favorece el incremento positivo del PIB per cápita.

Las recomendaciones internacionales de ONU Mujeres.

“La lucha sigue”, por ello ONU Mujeres a través de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) y el Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará (MESECVI) han desarrollado el documento “Guía para el litigio estratégico de casos de violencia contra las mujeres en la vida pública y política” como una herramienta práctica para facilitar el acceso a la justicia de las mujeres que sufren violencia política de género.

Así como, también en el marco del proyecto regional “Erradicando la violencia política hacia las mujeres en América Latina y el Caribe” desarrollaron el documento de “Estándares de protección de derechos humanos de las mujeres: Herramientas necesarias para la defensa de su participación política” con una compilación de 194 sentencias que sirven de herramientas de aplicación transversal de los estándares de protección relativos a la violencia contra las mujeres por razón de género, para prevenir, atender, sancionar y erradicar las violencias contra las mujeres; entre ellas, las que puedan afectar la participación política de las mujeres.

Conclusiones.
En base a lo analizado y visibilizado, se concluye que la participación política de las mujeres es crucial para el desarrollo democrático de una nación; así como para su desarrollo económico y social, por lo que se debe combatir la violencia política en razón de género para evitar que esta siga afectando la representación sustantiva democrática.

El concepto de feminocracia ofrece un marco valioso para el análisis teórico y crítico del género y las estructuras de poder dentro del campo de la ciencia política. Para implementar una feminocracia sería necesario considerar cuidadosamente los posibles desequilibrios de poder y cómo garantizar la inclusión y la representación dentro del concepto mismo.

*Abogada, Maestra en Gobierno y Políticas Públicas

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