CARTAPACIO: EL SÍNDROME DE MICHAEL JACKSON

Por Raúl Ruiz/Kriptón.mx
Los panistas de viejo cuño, dan por perdida la próxima elección y subsecuentes.
A menos que se retorne a los principios que les dieron gloria.
Lo cual, se percibe muy lejano, si no es que de plano sea prácticamente imposible.
Por considerarlo de importancia vital para enfatizar lo que digo, en primer término, me permito reproducir totalmente el texto de un panista entristecido, que publica en redes sociales su aflicción y melancolía.
Leamos.
“Recuperar al viejo panismo requiere mucho más que discursos.
Fue la mística, los valores y la vocación de servicio lo que acercó a muchos de nosotros a la organización, aportando tiempo, trabajo y convicción sin pedir nada a cambio durante años.
Mientras tanto, numerosos beneficiados con cargos nunca respaldaron a quienes realmente fortalecían al partido en las calles: aquellos que arrastraban las suelas, que construían comunidad y que eran ejemplo de vida en sus colonias.
Desde los refrendos, cuando muchos de los que más trabajaban se negaron a participar en un mecanismo que consideraron injusto o excluyente, y terminaron por irse sin completarlo, se perdió una parte vital del panismo.
Se fueron precisamente quienes realizaban el trabajo que no aparece en los discursos pero sí transforma voluntades: las campañas silenciosas, la presencia territorial, la cercanía con la gente.
Al ignorar esa base, el partido dejó de escuchar a quienes realmente lo sostenían.
Hoy, nuevamente, algunos parecen buscar el poder por el simple hecho de ejercerlo, mostrando una falta de visión que continúa debilitando a la organización.
Si realmente aspiramos a recuperar a la gente que comulga con los valores del bien común, es indispensable impulsar a quienes mantienen un vínculo auténtico con el pueblo y no han traicionado los principios que nos dieron identidad.
De lo contrario, simplemente seguiremos en la ‘brega de eternidad’, una lucha simbólica que muy pocos comprenden y que la ciudadanía observa con creciente distancia.
Solo reconociendo a nuestra verdadera base, reivindicando su trabajo y devolviendo el rumbo a la mística original, podremos reconstruir la confianza y revitalizar el espíritu panista que alguna vez nos unió.”
César Modesto.
Enseguida, decirles que ante el oleaje guinda que se percibe nuevamente como tsunami para las elecciones del 27 y el 30, el collar de “perlas” azules que sujetaba la fuerza panista en Guanajuato, ¡Se desató!
Se desgranó el panismo guanajuatense.
Más de 400 líderes y militantes, como las serpientes, cambiaron de piel, y han brincado a una endeble tablita.
Piensan ingenuamente que al fundar un nuevo partido, podrán despojarse de una pesada cadena de torpezas.
SOMOS MEXICO, se harán llamar ahora.
Con esta propuesta, todo hace suponer que en breve, un gran número de panistas saltarán al vacío buscando nuevos colores donde sumergirse y cambiar de tonalidad epidérmica.
El síndrome de Michael Jackson. Le dicen.
El color es lo de menos, se llevan consigo… caprichos, ingratitudes y traiciones mutuas. Parte de su ADN.
