Psicoanalizando a la madrastra: Blanchett

En la literatura y universo de cuentos infantiles pocos personajes infunden más terror en el corazón de los niños que la idea de una madrastra maldita, y eso es básicamente gracias a la Cenicienta. La intérprete de Elizabeth y de Blue Jazmin lo sabe y, por eso, buscó entender mejor qué es lo que hace el personaje que accedió interpretar en la cinta que se estrena la próxima semana a nivel mundial.

Una de las cosas que más amo de tu personaje es cómo lo puedes interpretar con tanta fuerza, pero al mismo tiempo mostrar vulnerabilidad. ¿Es algo que querías hacer en particular o es solo la forma en la que habla tu personaje?

Pones a los personajes en el diván, hablas con ellos y tratas de trabajar con lo que tienen, todos tenemos carencias y todos tratamos de cubrirlas. Con la cámara, particularmente en un acercamiento, lo desafiante es hacer que todas esas cosas coexistan, la máscara y lo que está detrás de la máscara. Y no siempre lo logras, pero algunas veces sí.

Lo que haces al interpretar a estas mujeres tan diferentes, simplemente no puedo dejar de sorprenderme por ello.

Mira, a mí me piden que haga estos duferentes personajes y estas distintas películas; luego trabajas con los diseñadores de vestuario como en este caso Sandy Powell, y los de maquillaje y peinado, y luego piensas: “¿Qué voy a hacer ahora?” Entonces inventas distintas siluetas y luego piensas: “Dios, ahora ¿cómo las voy a llenar?” Cuando te lo piden es diferente a cuando atacas el personaje.

¿Cómo haces para sentirlo?

Yo pienso que cuando trabajas con un director como Ken (Kenneth Branagh), él te da notas sobre los matices. Estamos en un cuento de hadas, y puedes pensar que vas a lucir plana y va a ser relativamente obvio. Pero lo que amo de su forma de trabajo y lo que demanda de sus actores es que quiere estos matices, él quiere crear estos momentos. Dentro de este amor cursi en la película hay muchas escenas con matices emocionales, particularmente entre el príncipe y el rey, pero también entre Cenicienta y su madre, y es muy hermoso.

Pienso que el nuevo público, la nueva audiencia quiere ver estos matices. Ya no queremos solo el blanco y el negro, el bien o el mal, ¿lo crees así?

Así es. Estas historias han sido contadas con el tiempo,  el clásico animado de Disney fue hecho en los cincuenta y tiene las dimensiones brutales de una cinta animada. Ha permanecido ahí por la música, por la fantasía y el romance, pero eso es algo más cercano a ese tiempo. Hemos visto muchas reinvenciones de extraños cuentos de hadas y han sido geniales. Pero lo que es refrescante de esta película es que es profunda y que es genuina.

Soy de México, y la forma de entretenimiento más importante, no importa cómo lo veas, son las telenovelas, que están prácticamente basadas en «Cenicienta».

Sí, hemos contado esta historia por siglos, a través de todas las culturas, y siempre involucra a la crueldad y el triunfo del espíritu, un espíritu que se niega a ser roto, y creo que en los cincuenta, la manera en que fue contada es la de una mujer siendo definida por el hombre, y en esta instancia, aunque hay un encuentro entre el príncipe y la Cenicienta.

De alguna forma es Cenicienta quien se transforma a sí misma, así que de alguna forma esta es una jornada hacia la madurez, lo cual es muy contemporáneo, y una cosa increíble que los chicos y las chicas pueden ver.

 

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