Abogados de Baltimore ayudan a niños migrantes

Como directora del Centro de Derechos de los Inmigrantes de la Facultad de Leyes de la Universidad de Baltimore, Elizabeth Keyes ha lidiado con un caso tras otro de inmigrantes que quieren quedarse en el país durante los dos últimos años.

Y dice que algunos de los casos más conmovedores son los de los menores que cruzan la frontera ilegalmente, a veces sin la compañía de familiares y a menudo huyéndole a la violencia de las pandillas.

«Son casos increíblemente reconfortantes», expresó, «pero siempre hay un momento de disonancia cognitiva cuando vas a un tribunal y ves una sala llena de niños frente a un juez, y piensas ‘¿por qué usamos tantos recursos para tratar de enviar a estos chicos de vuelta a sitios donde pueden correr peligro?»’.

Miles de niños han ingresado ilegalmente al país en meses recientes y no les resulta fácil conseguir representación legal, especialmente los que son detenidos en la frontera, indicó Keyes. Más de 57 mil menores cruzaron la frontera sur ilegalmente desde octubre.

Keyes comparte el espacio de su oficina (y a veces algunos estudiantes de leyes) con la organización Niños que Necesitan Defensores (o KIND, por sus siglas en inglés), una agrupación sin fines de lucro que trata de asegurarse de que ningún inmigrante menor de edad que no está acompañado se presenta ante un tribunal de inmigración sin representación legal.

En sus oficinas de todo el país, KIND recluta y capacita abogados dispuestos a tomar los casos de los menores pro bono, señaló Liz Shield, abogada que supervisa los programas pro bono en la oficina de KIND de Baltimore.

«Si son entregados a familiares –y muchos lo son–, organizaciones como KIND y otras logran a menudo conseguirles representación (legal) a estos chicos», declaró Keyes a The Daily Record.

Cada semestre, unos ocho a diez estudiantes del Centro de Derechos de los Inmigrantes toman al menos un clientecada uno, aunque con frecuencia más, dijo Keyes. Las edades de los clientes varían. El Centro tiene actualmente media docena de casos de niños migrantes en marcha.

Hayley Tamburello, graduada en el 2013 y quien trabajó varios semestres con niños migrantes en la Universidad de Baltimore, planea abrir en septiembre un estudio de abogados que se enfocará en las leyes de inmigración.

Para ella, lo más gratificante de los casos de menores es escuchar los testimonios de padres o custodios.

«Hemos comprobado que buena parte de los motivos para venir a Estados Unidos es lo que se ve en los noticieros ahora, la violencia de las pandillas», manifestó Tamburello. «Es difícil hacer que estos niños hablen de eso, que se abran y cuenten lo que está sucediendo».

Keyes ha tomado ella personalmente varios casos de niños migrantes pro bono, incluido recientemente el de dos hermanos hondureños de cinco y seis años.

El varón y su hermanita vinieron acompañados por un amigo de la familia y su lucha por permanecer en el país no fue sencilla.

Uno de los principales retos que enfrentan los abogados que representan a estos niños es hacerles entender lo que está sucediendo, expresó Keyes. Explicar el papel de un abogado a un niño que todavía no tiene edad de primaria es una tarea monumental.

«El varoncito tiene cinco años y lo hice reír cuando le dije que era mi patrón, que yo trabajaba para él», relató.

La barrera del lenguaje es otro problema. Si bien Keyes y Tamburello hablan español, muchos abogados de inmigración tienen que comunicarse con los menores a través de traductores.

A diferencia de los adultos, no obstante, «los chicos aprenden inglés rápidamente», dijo Keyes. «Son jóvenes y sus cerebros se adaptan».

Rexanah Wyse, quien se graduó también de la Universidad de Baltimore el año pasado, trabajó con servicios legales de inmigración durante una beca de seis meses en el Centro Esperanza de las Catholic Charities de Baltimore.

Tomó casos en los que los menores piden el Status Especial de Inmigrantes Juveniles, que se puede conceder a niños inmigrantes que han sido víctimas de abusos, abandonados y desatención por al menos uno de sus padres.

«Tengo un gran compromiso con la defensa de los derechos y el bienestar de los menores y quería hacer lo mío para ayudar a estos chicos a que puedan superar el trauma que sufrieron en sus países y salir adelante aquí», expresó.

En su nuevo estudio Tamburello tomará casos de inmigrantes de todas las edades, pero, al igual que Wyse, dijo que se dedicará especialmente a ayudar a los niños migrantes.

«Si pudiera ocuparme de casos de juveniles todo el día, lo haría», manifestó.

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