Por José Luis Vidales Soto/Kriptón
Nuevamente el gobierno federal asesta otro golpe a las estructuras criminales que operan en el país, hace unos días fue con la captura de Servando Gómez Martínez, alías “La Tuta”, ahora fue el arresto de Omar Treviño Morales, el “Z-42”, líder de los “Zetas”, quien irónicamente operaba desde uno de los municipios más seguros de México, San Pedro Garza García en Nuevo León.
Pero por sí solas, las capturas de los líderes de las bandas criminales no van a terminar mágicamente con el problema del narcotráfico y la criminalidad en México, lo único que han provocado hasta ahora es la recomposición de sus estructuras criminales.
La noticia de la aprensión del más reciente líder de los “Zetas” impacta más en lo mediático que en el ánimo ciudadano, por más que el gobierno federal ponga énfasis en informar que a la fecha han sido detenidos 90 de los 120 criminales más buscados de México; ¿por qué?, porque de la misma forma que el “Z-42” heredo el poder tras la captura de su hermano, ahora ocurrirá lo mismo, otro cabecilla de ese grupo criminal asumirá la dirección para continuar con sus operaciones.
Omar Treviño heredó la jefatura de los “Zetas” a la captura de su hermano Miguel, el “Z-40” en el 2013, quién a su vez sustituyo a Heriberto Lazcano “El Lazca”, abatido en el 2012 por la Marina, ahora se habla de tres lugartenientes leales al “Z-42” alguno de los cuales estaría en posibilidades de asumir el control de la banda.
Y lo que es peor, expertos en seguridad pronostican que con la captura del “Z-42” nuevamente se incrementará la violencia en los estados donde operan los “Zetas”, producto de la disputa por las plazas entre las diferentes organizaciones de narcotraficantes, especialmente con el Cártel del Golfo.
Ante este escenario los especialistas coinciden en que el gobierno federal debe mantener el esfuerzo para capturar a otros líderes y desarticular sus bandas; atacar la rentabilidad de este ilícito negocio; desarticular sus estructuras para el lavado de dinero; actuar para reducir el consumo interno de drogas porque desde hace mucho tiempo, México dejo de ser un lugar de paso; mantener la profesionalización de los cuerpos policiacos; verificar que no existan nexos entre políticos y criminales que generen redes de protección y exigir una mayor cooperación de los Estados Unidos.
Es cierto que las capturas de jefes criminales como “La Tuta” y el “Z-42” reafirman el compromiso del gobierno federal con la legalidad y el estado de derecho como dijo el Presidente Enrique Peña Nieto, pero es necesaria una acción coordinada que como una barredora, al caer un líder criminal arrase con todos aquellos que estaban a su servicio, lo protegían o eran sus socios, porque sino seguiremos viendo la recomposición de esas estructuras criminales.