Por Miguel Ángel Aguilar/Kriptón.mx
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El Instituto Sinaloense de Cultura invitó a nuestro maestro José Antonio Herrero del Rello a una conferencia el próximo 28 del presente mes de mayo en el puerto de Mazatlán para que dentro del marco del PRIMER ENCUENTRO LOCAL DE TEATRO NUESTRAS VOCES A ESCENA, a dictar la conferencia “ESTO PASÓ EN LA PITAYA REDONDA -SINALOA- y el maestro me pide notas y apuntes de nuestro paso como BRIGADA POPULAR DE TEATRO en ese querido estado y durante los meses de marzo y abril del lejano año de 1976.
Muchas veces más fuimos en los años posteriores al estado de Sinaloa, y esos meses fueron decisivos por la cantidad de sucesos que acontecieron en una gira nacional que habíamos programa Jesús Coronado Ruiz y quien esto escribe y que después de haber estado en los estado de Zacatecas y Durango; Mazatlán y Culiacán, estaban en nuestra mira, además de Guamúchil y los Mochis para abordar un tren hacia Chihuahua, muchos otros estados del país; mientras, en la capital de Chihuahua , nos esperaba Fernando Betancourt con su entonces esposa Olga Aragón y toda una organización celular de activistas culturales y políticos de alta cadencia y estudio de las ciencias marxistas.
Jesús Coronado y yo ya habíamos hecho una gira al sur del país y a la selva hidalguense, de 14 y 15 años de edad, desde muy chavos hicimos una alianza en donde el pacto era viajar, conocer el país, divertirnos y vivir del teatro y de la música, teníamos dos obras de nuestra creación Decálogo 1 y Decálogo 2, una serie de eskechts donde nos mofábamos de todo y de todos, pero siempre con una orientación teatral de protesta, fino lenguaje teatral, lo rápido, lo mágico, lo intempestivo.
Originalmente la brigada éramos 4 integrantes, pero poco a poco nos fuimos definiendo y quedamos Jesús y yo como una auténtica brigada y sin batallar por actores y era mas fácil movilizarse.
Siempre nuestra base San Luis Potosí. Y éramos requeridos constantemente para acudir a dar funciones especiales al foro Isabelino con estudiantes a reventar del CCH vallejo y de otros planteles.
Jesús siempre ha sido muy ordenado y tenia una lista de contactos en cada ciudad y cada municipio a donde arribábamos y Mazatlán era uno de ellos, donde nos dieron hospedaje y nortes para que nuestro teatro de inmediato fuese visto y llegábamos a las preparatorias populares o facultades de Leyes o Medicina, directamente buscando al presidente de la sociedad de alumnos y si no estaba, al secretario o vocal y el de inmediato mandaban a mate de clases y todos en medio de gran algarabía iban al auditorio o a la explanada y nosotros felices y muy acostumbrados haciendo nuestros números teatrales y cantando y tirando rollos.
Y acostumbrados a que los jóvenes se quedaran a preguntarnos o invitarnos, esa vez se quedó un reducido grupo de cuates que de inmediato empezaron a proferir amenazas, a cuestionar nuestras hazañas y contenidos, el purismo: yo me hacia el wey juntando el vestuario y Jesús valientemente contestaba una a una las preguntas y veladas amenazas del grupo de sujetos injuriosos, de que éramos traidores al movimiento revolucionario, que éramos peor de impíos y mezquinos que Oscar Chávez y José de Molina, que contribuíamos con nuestro producto teatral a la explotación capitalista y que lo mejor era que nos fuéramos de todo el territorio de Sinaloa o si no que nos ateníamos a las consecuencias.
Eran los llamados “enfermos”, residuos de la liga comunista 23 de septiembre que alegaban estar enfermos del virus de la revolución, de la guerra de guerrillas, el sabotaje directo al sistema.
Claro escuché que “por culpa de ustedes, de su revisionismo tenemos a muchos compañeros o en el cementerio o en la cárcel, así que pírense”.
Esa noche no podíamos dormir, ideamos hacer mofa de esas amenazas e ideamos una pieza teatral donde los ridiculizaríamos, pero pienso fuimos a otra preparatoria del caluroso puerto de Mazatlán o a la misma pero en otro turno y la clásica:, mate de clases, todos al auditorio y empezamos y a la mitad de la función la respuesta de ellos fue agredirnos.
Asustados interrumpimos la función y nos fuimos directamente a la central camionera rumbo a Culiacán donde allá nos esperaba gente de la rectoría, nos dieron atención médica, hospedaje y dinero adelantado. Culiacán era un hervidero social estudiantil, camiones quemados, pintas por doquier, manifestaciones, programas radiales muy combativos, estuvimos varios días y dimos muchas funciones donde fue un éxito todo nuestro planteamiento, teatro guerrilla, donde sea, como sea, en cualquier pasillo, siempre el bullicio de la gente, su curiosidad.
Yo empastillado pues una de las agresiones fue en el cuello y eso me asustaba y dolía, aunque no recuerdo si fuese grave, tendíamos a exagerar todo para victimizarse y que nos apapachara la izquierda comunista de la rectoría de la Universidad Autónoma de Sinaloa, que nos acogía y bendecía en casas de estudiantes muy fiesteras y solidarios y mujeres bonitas venidas de municipios costeros y selváticos.
Muchas pláticas y discusiones con maestros y estudiantes, todo afable, siempre solidarios.
El objetivo nuestra era acudir al encuentro o festival artístico teatral que organizaba el grupo FANTASMA ROJO en la ciudad de chihuahua donde el maestro Fernando Betancourt nos tenía como invitados especiales.
Quien sabe qué magia teníamos Coronado y yo.
El chiste es que cautivábamos, nos abrazaban, nos pedían autógrafos, el de 15 años, yo de 16, insisto en que antes de esa experiencia habíamos actuado en la UNAM , muchas ciudades del Sureste hasta ,Mérida, donde ahí cumplí los 16: sindicatos, colonias, universidades, siempre la gente ávida de conocer y festejar un rato. También una experiencia de película en el estado de Hidalgo donde fuimos a dar talleres con indígenas, fuimos expulsados, perseguidos, cuestionados por el ejército, muchas aventuras donde el propio Jesús apuntaba en un diario de batallas todos los detalles. Supongo lo conserva, pues siempre ha sido muy ordenado, perdón por la insistencia.
Ese contacto de Hidalgo lo obtuvimos de un encuentro nacional interno de CLETA en el estado de Morelos donde un maestro pidió para su comunidad “teatro didáctico” y talleres. Prestos nos apuntamos. Seguía siendo 1975.
Entonces Sinaloa era una prueba y un desafío pues nuestro teatro era audaz, rápido, súper contestatario y nos aplaudían, nos abrazaban, nos invitaban a sus casas, a la playa, etc.
Sentimos el cobijo de la rectoría pues hasta nos dio un buen de dinero, todo por hacer teatro y gracias siempre a la visión seriedad y audacia de Jesús Coronado.
Hicimos funciones en los municipios de Guamúchil y los Mochis y de ahí partimos en un tren que duró de las 6 de la mañana a las 12 de la noche, arribando a Chihuahua, recorrimos la zona tarahumara impactados y llenos de absorto fulgor por tan bellas escenas y cuencas y montañas insólitas.
Amos Después regresamos al quinto encuentro nacional de teatro en Sinaloa.
Años adelante, 1980, 81, Jesús, siendo el coordinador en Mazatlán de Teatro vía difusión cultural de la UAS, nos invitó a mi grupo LOS MEXICANOS durante varios días hicimos teatro mas de 10 personas, entre actores, músicos, poetas, y hubo de todo, hoteles y comidas, entrevistas, pasajes, dinero, pero sin incidentes mayores.
Después en 1984 acudimos también a territorio sinaloense a nuestro regreso de un festival teatral muy bien organizado en la zona de Tijuana, Ensenada y Mexicali, donde los organizadores nos dejaron super apantallados por lo bien organizado y el apoyo de muchos sectores de la sociedad californiana para los actores de todo el país que acudimos a ese encuentro espectacular.
Tuvimos la oportunidad -de regreso a San Luis Potosí nuestra ciudad-, de abordar un barco rumbo a la Paz, Baja California, la experiencia fue única, 15 horas en el mar, delfines, un amanecer de película, peces voladores, vimos el barco “Díaz Ordaz” semi hundido a nuestro regreso en el mismo puerto de Mazatlán.
Fue eso un mandala, de esas cosas que entran al subconsciente en épocas de fiebres y enfermedades casi letales. Cruciales, enfermizas, de miedo, de pesadilla.
Cabe destacar que estando en varias ocasiones en el querido estado de Sinaloa nunca se me ocurrió visitar -hasta 1984- a mi tío querido el Doctor Jesús Aguilar Borbolla, quien fuese capitan del puerto y un referente en ese surgidero en toda circunstancia. Mi Tío levantaba la ceja de cómo era posible que estando en varias ocasiones en ese puerto no se me ocurriera ir a visitarlo, me regaló un buen de dinero y me platicó de sus aventuras por el mundo siendo capitán de fragata, mientras Jesús y el choco compraban en la mañana a los pescadores cubetas de camarones para después cocinarlas con zanahorias y caldo rojo.
Una atribución curiosa: estando Jesús y yo en una cantina, de imprevisto dos meseras se empezaron a dar de golpes y todos los comensales estábamos impávidos viendo cómo se daban de trancazos, hasta con miedo, era inverosímil.
Supongo hicimos teatro en ambas ciudades, ya nos acompañaba en esa temporada el actor y poeta Miguel Ángel Ontiveros Tovar.
¡Vaya recuerdos!
Vaya retos tan iracundos, tan llenos de historia, ¡tan enyuntados con el pueblo hermano de Sinaloa!